martes, 23 de febrero de 2016

Dijo Jehová Dios: no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.

DEBES SABERLO
pastoreen el rebaño que Dios les ha dado, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo. 1Pedro 5:2


INFORMACIÓN
Plan y Orden para el matrimonio

Un fundamento bíblico Para el Matrimonio



  A.      En el principio Dios decretó el matrimonio y la familia

¿En qué piensa usted cuando oye la palabra *matrimonio? Algunos relacionan el matrimonio con “estar enamorado”. La palabra matrimonio hace que otros piensen en una boda. En muchos casos, los gobiernos tienen leyes sobre el matrimonio. Estas se tratan de asuntos como edad, parentesco, propiedad y divorcio. Las leyes humanas son útiles, pero la idea del matrimonio no vino de los seres humanos.

“En el principio Dios creó los cielos y la tierra” (Gn 1:1). Él creó la tierra y el mar, el sol y la luna, las plantas y los animales. Y en el principio, Dios creó al hombre y a la mujer y los unió en matrimonio. El matrimonio es idea de Dios.

*Esta es la razón por la que dejamos que la Biblia defina el matrimonio y la familia. ¡Seguramente, el que planeó el matrimonio debe definirlo! La Biblia enseña que el matrimonio es un compromiso público entre un hombre y una mujer para llegar a ser uno solo y permanecer fieles el uno al otro hasta la muerte. 

Cuando un hombre y una mujer se casan, comienza una nueva familia. La familia crece cuando los hijos nacen o son adoptados. Algunas familias son grandes, pero también pueden ser tan pequeñas como de dos personas.

*Dios planeó que los matrimonios y las familias fueran el fundamento de toda la sociedad a través de la historia. Hoy, en toda cultura del mundo, hay matrimonios y familias. Con todo la familia no cumple con el plan de Dios. A través de este curso, pidámosle a Dios su gracia para ayudar a nuestros matrimonios y familias para llegar a ser todo lo que Él desea.


  B.      El plan de Dios para el matrimonio es que cada hombre tenga solamente una esposa

*Existen dos tipos principales de matrimonios en varias culturas. La primera es *monogamia—un matrimonio entre sólo un esposo y una esposa. El segundo tipo es *poligamia—un matrimonio en el que hay más de un esposo o más de una esposa. En el Antiguo Testamento, Jacob se casó con Lea y su hermana Raquel (Gn 29:1–30). Pero su deseo era casarse solamente con Raquel. Sin embargo, fue Labán, un idólatra y engañador, el que quiso que Jacob tuviera más de una esposa.

La Biblia enseña que la monogamia—un matrimonio entre un hombre y una mujeres el plan de Dios. Esto está claro desde la historia de la primera familia, Adán y Eva (Gn 2:20–24). La Escritura nos dice, 18 “Y dijo Jehová Dios: no es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él.… 24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer…” (Gn 2:18, 24). NO dice, “ayudas idóneas para él” ni “se unirá a sus mujeres.” El plan de Dios siempre ha sido que el matrimonio sea entre un hombre y una mujer. Lamec, un asesino, fue el primer hombre en la Biblia que tuvo una segunda esposa (Gn 4:19–24).

Vemos el plan de Dios de una esposa en su relación con Israel. Él quería que Israel fuera como una esposa fiel a Él. Los profetas del Antiguo Testamento frecuentemente le recordaban a Israel que fuera fiel a Dios. Oseas señala que Dios no tendría ninguna otra esposa más que Israel, así como Israel no iba a tener ningún otro esposo sino Jehová. Podemos encontrar el mismo énfasis sobre una esposa en Isaías y Ezequiel (Is 54, 62:1–5; Ez 16).

*Los reyes de Israel generalmente tenían más de una esposa. Este comportamiento carnal estaba en contra del plan de Dios y del modelo enseñado en Génesis 2:24. De hecho, las muchas esposas de Salomón fueron la raíz de la infidelidad de Israel con Dios. Ellas llevaron a la idolatría el corazón del rey. La nación pronto siguió a Salomón por esta senda de adulterio espiritual.

El apóstol Pablo apoya el plan de Dios de una sola esposa. Él dice que un diácono debe ser el marido de una sola mujer (1 Ti 3:2, 12; Tit 1:6). Asimismo, para que una viuda recibiera ayuda, ella debía haber sido casada solamente con un marido (1 Ti 5:9).

Jesús dejó claro que el plan de Dios era que un hombre se casara solamente con una esposa. 4 “… ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer…” [¡no a sus mujeres!] (Mt 19:4–5; Mr 10:6–7). Además, el Nuevo Testamento nos dice que Jesús se casará con una sola esposa, la Iglesia.


  C.      Dios también bendice a los que eligen la vida de soltero (1 Co 7:1–11, 25–40)

*Dios ha dado el don del matrimonio a la mayoría de la gente. Él aconseja a la gente soltera que se case si no puede controlar sus deseos sexuales (1 Co 7:9). No obstante, el matrimonio no es para todos. Dios a menudo aprueba períodos largos de soltería o la vida entera de soltería. Primera a Corintios 7 da varias razones por las que la persona puede elegir ser soltera.

  •      Un don y llamado a la vida de soltero (1 Co 7:7)
  •      Una crisis presente (1 Co 7:26)
  •      Una comprensión de que el tiempo en este mundo es corto (1 Co 7:29–31)
  •      Un compromiso de dar devoción total Dios (1 Co 7:28, 32–35)
  •      La ausencia de un creyente deseado para casarse (1 Co 7:39; vea también 2 Co 6:14–18)

La vida de soltero no es una vida de segunda clase. Es totalmente aprobada y bendecida por Dios.

Cada persona debe tener la oportunidad de aceptar o rechazar el matrimonio (1 Co 7:37, 39–40). Algunas personas solteras sienten que no les han dado otra opción. Les gustaría casarse, pero no han tenido la oportunidad. Quizás la dejaron pasar y ahora lo lamentan. Quizás se preguntan si hay algo malo en ellos puesto que nadie las ha elegido para matrimonio. 

Pero a Dios no le parece extraño lo que pasa en su vida, pues Él tiene un propósito para todos. Si usted es soltero, manténgase puro y fiel a Dios y sírvale al Señor con todo el corazón. En el siguiente capítulo, analizaremos cómo encontrar y elegir a un compañero. Pero es importante buscar a Dios primero para saber si debe casarse o no.


  D.      Dios da el orden para el matrimonio y la familia (Ef 5:22–6:3; Gn 1–2)

*El orden es necesario en el mundo que Dios ha creado. Dios tiene un plan de orden para todo. Él separó el agua de la tierra seca y la noche del día. Necesitamos orden en la naturaleza y orden en la sociedad; orden en cada nación y orden en cada familia—la unidad más pequeña de la sociedad. Si el orden falla en el hogar, entonces la sociedad está en peligro. La Biblia enseña por lo menos tres cosas sobre el plan Dios para el orden en la familia.

*1. El esposo es la cabeza de la esposa. Los esposos y las esposas son iguales, pero tienen distintas funciones. Recuerde la historia de la creación. Adán y Eva fueron ambos hechos a la imagen de Dios. Ambos tenían el derecho de gobernar sobre la tierra. Y ambos tuvieron que rendir cuentas a Dios por su pecado. Pero Dios dio el liderazgo al esposo. Él fue creado primero. Fue Adán quien les puso nombre a los animales. Adán demostró su liderazgo cuando llamó “varona” a la mujer y le puso por nombre “Eva”. Dios ordena a los maridos que sigan el ejemplo de Cristo como líder amoroso.

2. La esposa debe someterse a su esposo. La función de la esposa no es menos que la función del esposo, pero es diferente. La sumisión de la esposa es una actitud de respeto para su esposo y su liderazgo en el hogar. La esposa siente, habla y piensa por sí misma mientras contribuye al matrimonio. Su sumisión es como la sumisión de la Iglesia a Cristo. Es una respuesta al amor de su esposo (Ef 5:22–24).

3. Los hijos deben honrar y obedecer a sus padres. Esto conecta las generaciones de una familia. Los hijos imitan a sus padres. Si los padres honran a sus padres, entonces los hijos que observan honrarán a sus propios padres. Como dice el proverbio: “el agua fluye hacia abajo”. El mandamiento de honrar a los padres viene con una promesa de la bendición de Dios (Ef 6:2).

El orden que Dios da para la familia es similar a cualquier otro—contiene autoridad y sumisión. Pero cada persona en la familia es guiada por el amor, el respecto, el honor y la amabilidad.


  E.      Dios nos da un modelo para el matrimonio que consta de tres partes (Gn 2:20–25)

*“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne” (Gn 2:24). Veamos el patrón de Dios para el matrimonio basado en este pasaje.

*1. Dejar al padre y a la madre. En los tiempos del Antiguo Testamento, era común para la mujer dejar a sus padres y vivir con la familia de su esposo. Pero la Biblia dice que el hombre debe también dejar a sus padres. El esposo y la esposa deben formar su propio hogar. Necesitan espacio y privacidad para aprender a tomar sus propias decisiones y desarrollar su propia manera de vivir y de solucionar problemas. 

Es difícil hacer esto cuando los padres siempre están observando y deseando que las cosas se hagan a su manera. La separación puede ser dura tanto para la nueva pareja como para los padres. Pero éstos no deben interponerse entre los recién casados. Los recién casados tampoco deben depender demasiado de sus padres.



*La distancia entre los padres y sus hijos recién casados variará de familia en familia. Cuando Rebeca dejó a su familia para casarse con Isaac, ella viajó a otro país. Probablemente nunca volvió a ver a su familia (Gn 24:3–6). 

Pero cuando Isaac se casó, quizás simplemente se trasladó a una tienda cerca de su padre (Gn 24:67). En la cultura de hoy, la nueva pareja tiene la opción de vivir cerca o lejos de los padres. Pero la pareja debe vivir tan lejos como sea necesario para unirse como una sola carne. Algunos padres siguen exigiendo la primera lealtad de sus hijos casados. Quieren que la pareja joven les obedezca como si todavía fueran niños. La pareja de recién casados quizás tenga que vivir lejos de padres como éstos. No deben dejar que los padres dañen su matrimonio.

Algunas parejas recién casadas desean permanecer cerca de sus padres y permanecer como niños pequeños. Quieren que otro los sostenga y que tome las decisiones por ellos. Quieren que sus padres solucionen sus problemas. Desean agradar a sus padres más que a su cónyuge. Los padres quizás tengan que insistir que esta clase de pareja viva lejos de ellos.

*Las familias (incluyendo los padres, tíos, tías, abuelos, hermanos y primos) pueden ser una gran fuente de fuerza y ayuda. Ellos pueden:

    •      ayudar en tiempos de dificultad.
    •      compartir sus talentos y posesiones para ayudarse a prosperar.
    •      entender y animar a tomar decisiones.
    •      ayudar con el trabajo.
    •      ayudar con los niños.

Es bueno para las familias estar juntas. Pero cada pareja necesita su privacidad. Y ningún miembro de la familia debe interponerse entre el esposo y la esposa.
Dejar a los padres—no importa cuál sea la distancia—significa que las cosas cambiarán entre los padres y los hijos. El nuevo matrimonio necesita la lealtad y la atención de la nueva pareja. Pero Dios también nos enseñó a honrar a nuestros padres. Así que no debemos abandonar a nuestros padres ni a la demás familia cuando nos vamos. A medida que los esposos se hacen más fuertes juntos, podrán ayudar y honrar a sus padres y a la demás familia.

*Cuando los pastores aconsejan a las parejas, con frecuencia se encuentran con gente que desea llamar a su madre o a su padre antes de tomar cualquier decisión. Pasan casi todos sus días de fiesta y sus días libres con sus padres. Cuando siempre van a “casa”, no forman sus propias tradiciones familiares. 

Cuando hay dificultades o conflicto en su hogar, llaman a sus padres inmediatamente. Dios nos dice que evitemos depender demasiado de nuestros padres. Él dice que el hombre debe dejar a su padre y a su madre. La influencia de los padres es necesaria en nuestra vida cuando estamos creciendo. Siempre debemos respetar y honrar a nuestros padres. Con todo, debemos llegar a ser capaces de tomar nuestras propias decisiones. Cuando sus deberes con sus padres o con sus hermanos toman prioridad sobre su propio matrimonio y familia, usted tiene un problema. Deje a sus padres y forme su nueva familia con su cónyuge y con sus hijos.

Un abuelo podría necesitar un bastón en que apoyarse. Pero él quiere un bastón fuerte—no uno delgado y débil. Pues si éste se rompe, el abuelo se caerá. Asimismo, es posible que necesitemos apoyarnos en nuestros hijos y en su matrimonio cuando lleguemos a ser ancianos, enfermos, solitarios o pobres. Debemos ayudar a nuestros hijos a fortalecer su matrimonio, por su propio bien y por el nuestro. Si el matrimonio se rompe, muchos resultan dañados.

 *Dejar no es algo privado. Debe hacerse de manera pública y legal. La comunidad y el gobierno deben saber que ha habido un matrimonio. Así todos sabrán que deben tratar a la pareja como esposo y esposa, y la ley los protegerá. Sus hijos serán reconocidos como miembros de una familia. Abraham cometió un grave error al intentar ocultar a su esposa Sara (Gn 12:10–20). Más tarde, Isaac cometió el mismo error (Gn 26:1–11). Los errores de Abraham e Isaac nos guían a asegurarnos de que la gente sepa que estamos casados. Un casamiento público y legal trae muchas bendiciones.

*2. Unirse. No es suficiente dejar a los padres. Dios dice que el esposo y la esposa deben unirse. La palabra unidos significa “ser como dos hojas de papel pegadas juntas”. Nada puede interponerse entre las dos hojas de papel. Las hojas de papel pegadas no se pueden separar sin que se rompa cada hoja.

El esposo y la esposa deben estar unidos y nada debe separarlos—ni los padres, ni los hijos, ni otro hombre o mujer, ni el trabajo, ni el ministerio, ni el enojo, ni los celos. El matrimonio no debe romperse. El esposo y la esposa no se pueden separar sin causarse un gran daño. El Señor Jesucristo dijo que cuando Dios une al esposo y a la esposa nadie debe tratar de separarlos (Mt 19:6).

Estar unidos es una clase especial de amor. Este amor es más grande y más fuerte que los sentimientos del esposo y de la esposa. Se basa en la decisión de ser fieles el uno al otro. Está basado en la promesa de siempre hacer lo que es mejor para el cónyuge. El amor unido inspira votos de matrimonio como:
“Prometo serte fiel; amarte, servirte, protegerte y honrarte, en la enfermedad y en la salud, en la pobreza y en la abundancia, dejando todos los amores y unirme solamente a ti hasta que la muerte nos separe.”

3. Llegar a ser una sola carne. Esta frase habla de la unión física del esposo y de la esposa. “La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (1 Co 7:4). El esposo y la esposa siguen siendo dos personas, poseen su propio cuerpo y sus propios pensamientos. Pero cuando sus cuerpos se juntan en la unión sexual, se convierten en una sola carne (1 Co 7:5).

*Esta unión es tan privada que es difícil hablar de ella. Dios le dio esta unión sexual a las pareja para ayudarle a tener una estrecha relación el uno con el otro. Es necesario que esta cercanía, ocurra en los pensamientos, sensaciones y también en los cuerpos. Nos referimos a esta proximidad como *intimidad. La unión de los cuerpos debe suceder de una manera que ayude al esposo y a la esposa a estar cerca físicamente y también de otras maneras. El significado completo de “una sola carne” es que la pareja comparte todo su ser. Comparten sus posesiones, sus pensamientos, sus sentimientos y sus cuerpos. Lo hacen sin temor, sabiendo que se aman como a sí mismos. Han llegado a ser “una sola carne”.



Ejemplo de votos matrimoniales

Resumen. 
El modelo de Dios para el matrimonio incluye tres acciones: 
a. dejar a los padres, 
b. unirse y 
c. llegar a ser una sola carne. 

Note que no menciona a los hijos. Dios bendijo a Adán y Eva antes de que Él les hablara de tener hijos (Gn 1:28). Un matrimonio es completo ante Dios aunque no tengan hijos. Pero estas tres acciones del matrimonio forman un hogar cálido y seguro para el esposo, la esposa y los hijos que pudieran tener.


Conclusión

Algunos podrían decir: “El plan de Dios para la familia es imposible. Las ideas de Dios sobre el matrimonio podrían funcionar solamente en un mundo perfecto. Éstas son ideas antiguas del pasado”. 

Es cierto que el matrimonio comenzó hace muchos años en el huerto de Edén. Y es cierto que el pecado de Adán y Eva dañó el matrimonio. Culpabilidad y vergüenza se interpusieron entre Adán y Eva. El dolor y la angustia embargaron al dar a luz. La dificultad y el sudor hicieron su trabajo más difícil. Un día, hasta el asesinato entró en su familia. Pero Dios no abandonó a la humanidad, ni tampoco abandona el matrimonio ni a la familia.

Miles de años después del Edén, alguien le preguntó a Jesús acerca del matrimonio. Desde el Edén hasta el nacimiento de Jesús, Dios había estado mirando la tierra. Él vio todo el adulterio, la *prostitución, la poligamia, la *homosexualidad, el divorcio, el abuso y la tristeza. Pero cuando le preguntaron a Jesús acerca del matrimonio, Él dijo, 4 “…al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne” (Mt 19:4–5). Jesús nos señala de nuevo el principio. 

Lo que era bueno en el Edén sigue siendo bueno para nuestro mundo hoy. Dios todavía quiere que sigamos su plan. La gracia de Dios es nuestra esperanza y nuestra ayuda.

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