*La distancia entre los padres y sus hijos recién casados variará de familia en familia. Cuando Rebeca dejó a su familia para casarse con Isaac, ella viajó a otro país. Probablemente nunca volvió a ver a su familia (Gn 24:3–6).
Pero cuando Isaac se casó, quizás simplemente se trasladó a una tienda cerca de su padre (Gn 24:67). En la cultura de hoy, la nueva pareja tiene la opción de vivir cerca o lejos de los padres. Pero la pareja debe vivir tan lejos como sea necesario para unirse como una sola carne. Algunos padres siguen exigiendo la primera lealtad de sus hijos casados. Quieren que la pareja joven les obedezca como si todavía fueran niños. La pareja de recién casados quizás tenga que vivir lejos de padres como éstos. No deben dejar que los padres dañen su matrimonio.
Algunas parejas recién casadas desean permanecer cerca de sus padres y permanecer como niños pequeños. Quieren que otro los sostenga y que tome las decisiones por ellos. Quieren que sus padres solucionen sus problemas. Desean agradar a sus padres más que a su cónyuge. Los padres quizás tengan que insistir que esta clase de pareja viva lejos de ellos.
*Las familias (incluyendo los padres, tíos, tías, abuelos, hermanos y primos) pueden ser una gran fuente de fuerza y ayuda. Ellos pueden:
• ayudar en tiempos de dificultad.
• compartir sus talentos y posesiones para ayudarse a prosperar.
• entender y animar a tomar decisiones.
• ayudar con el trabajo.
• ayudar con los niños.
Es bueno para las familias estar juntas. Pero cada pareja necesita su privacidad. Y ningún miembro de la familia debe interponerse entre el esposo y la esposa.
Dejar a los padres—no importa cuál sea la distancia—significa que las cosas cambiarán entre los padres y los hijos. El nuevo matrimonio necesita la lealtad y la atención de la nueva pareja. Pero Dios también nos enseñó a honrar a nuestros padres. Así que no debemos abandonar a nuestros padres ni a la demás familia cuando nos vamos. A medida que los esposos se hacen más fuertes juntos, podrán ayudar y honrar a sus padres y a la demás familia.
*Cuando los pastores aconsejan a las parejas, con frecuencia se encuentran con gente que desea llamar a su madre o a su padre antes de tomar cualquier decisión. Pasan casi todos sus días de fiesta y sus días libres con sus padres. Cuando siempre van a “casa”, no forman sus propias tradiciones familiares.
Cuando hay dificultades o conflicto en su hogar, llaman a sus padres inmediatamente. Dios nos dice que evitemos depender demasiado de nuestros padres. Él dice que el hombre debe dejar a su padre y a su madre. La influencia de los padres es necesaria en nuestra vida cuando estamos creciendo. Siempre debemos respetar y honrar a nuestros padres. Con todo, debemos llegar a ser capaces de tomar nuestras propias decisiones. Cuando sus deberes con sus padres o con sus hermanos toman prioridad sobre su propio matrimonio y familia, usted tiene un problema. Deje a sus padres y forme su nueva familia con su cónyuge y con sus hijos.
Un abuelo podría necesitar un bastón en que apoyarse. Pero él quiere un bastón fuerte—no uno delgado y débil. Pues si éste se rompe, el abuelo se caerá. Asimismo, es posible que necesitemos apoyarnos en nuestros hijos y en su matrimonio cuando lleguemos a ser ancianos, enfermos, solitarios o pobres. Debemos ayudar a nuestros hijos a fortalecer su matrimonio, por su propio bien y por el nuestro. Si el matrimonio se rompe, muchos resultan dañados.
*Dejar no es algo privado. Debe hacerse de manera pública y legal. La comunidad y el gobierno deben saber que ha habido un matrimonio. Así todos sabrán que deben tratar a la pareja como esposo y esposa, y la ley los protegerá. Sus hijos serán reconocidos como miembros de una familia. Abraham cometió un grave error al intentar ocultar a su esposa Sara (Gn 12:10–20). Más tarde, Isaac cometió el mismo error (Gn 26:1–11). Los errores de Abraham e Isaac nos guían a asegurarnos de que la gente sepa que estamos casados. Un casamiento público y legal trae muchas bendiciones.
*2. Unirse. No es suficiente dejar a los padres. Dios dice que el esposo y la esposa deben unirse. La palabra unidos significa “ser como dos hojas de papel pegadas juntas”. Nada puede interponerse entre las dos hojas de papel. Las hojas de papel pegadas no se pueden separar sin que se rompa cada hoja.
El esposo y la esposa deben estar unidos y nada debe separarlos—ni los padres, ni los hijos, ni otro hombre o mujer, ni el trabajo, ni el ministerio, ni el enojo, ni los celos. El matrimonio no debe romperse. El esposo y la esposa no se pueden separar sin causarse un gran daño. El Señor Jesucristo dijo que cuando Dios une al esposo y a la esposa nadie debe tratar de separarlos (Mt 19:6).
Estar unidos es una clase especial de amor. Este amor es más grande y más fuerte que los sentimientos del esposo y de la esposa. Se basa en la decisión de ser fieles el uno al otro. Está basado en la promesa de siempre hacer lo que es mejor para el cónyuge. El amor unido inspira votos de matrimonio como:
“Prometo serte fiel; amarte, servirte, protegerte y honrarte, en la enfermedad y en la salud, en la pobreza y en la abundancia, dejando todos los amores y unirme solamente a ti hasta que la muerte nos separe.”
3. Llegar a ser una sola carne. Esta frase habla de la unión física del esposo y de la esposa. “La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer” (1 Co 7:4). El esposo y la esposa siguen siendo dos personas, poseen su propio cuerpo y sus propios pensamientos. Pero cuando sus cuerpos se juntan en la unión sexual, se convierten en una sola carne (1 Co 7:5).
*Esta unión es tan privada que es difícil hablar de ella. Dios le dio esta unión sexual a las pareja para ayudarle a tener una estrecha relación el uno con el otro. Es necesario que esta cercanía, ocurra en los pensamientos, sensaciones y también en los cuerpos. Nos referimos a esta proximidad como *intimidad. La unión de los cuerpos debe suceder de una manera que ayude al esposo y a la esposa a estar cerca físicamente y también de otras maneras. El significado completo de “una sola carne” es que la pareja comparte todo su ser. Comparten sus posesiones, sus pensamientos, sus sentimientos y sus cuerpos. Lo hacen sin temor, sabiendo que se aman como a sí mismos. Han llegado a ser “una sola carne”.
Ejemplo de votos matrimoniales
Resumen.
El modelo de Dios para el matrimonio incluye tres acciones:
a. dejar a los padres,
b. unirse y
c. llegar a ser una sola carne.
Note que no menciona a los hijos. Dios bendijo a Adán y Eva antes de que Él les hablara de tener hijos (Gn 1:28). Un matrimonio es completo ante Dios aunque no tengan hijos. Pero estas tres acciones del matrimonio forman un hogar cálido y seguro para el esposo, la esposa y los hijos que pudieran tener.
Conclusión
Algunos podrían decir: “El plan de Dios para la familia es imposible. Las ideas de Dios sobre el matrimonio podrían funcionar solamente en un mundo perfecto. Éstas son ideas antiguas del pasado”.
Es cierto que el matrimonio comenzó hace muchos años en el huerto de Edén. Y es cierto que el pecado de Adán y Eva dañó el matrimonio. Culpabilidad y vergüenza se interpusieron entre Adán y Eva. El dolor y la angustia embargaron al dar a luz. La dificultad y el sudor hicieron su trabajo más difícil. Un día, hasta el asesinato entró en su familia. Pero Dios no abandonó a la humanidad, ni tampoco abandona el matrimonio ni a la familia.
Miles de años después del Edén, alguien le preguntó a Jesús acerca del matrimonio. Desde el Edén hasta el nacimiento de Jesús, Dios había estado mirando la tierra. Él vio todo el adulterio, la *prostitución, la poligamia, la *homosexualidad, el divorcio, el abuso y la tristeza. Pero cuando le preguntaron a Jesús acerca del matrimonio, Él dijo, 4 “…al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne” (Mt 19:4–5). Jesús nos señala de nuevo el principio.
Lo que era bueno en el Edén sigue siendo bueno para nuestro mundo hoy. Dios todavía quiere que sigamos su plan. La gracia de Dios es nuestra esperanza y nuestra ayuda.
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